¿San Lorenzo realizó un “Maracanazo” en la Boca?

Néstor Ortigoza
Ortigoza retirándose del campo de juego de la Bombonera.

El Maracanazo de hace 65 años atrás, ¿guardará algún paralelismo con la última victoria de San Lorenzo en cancha de Boca por la fecha 23?

Cuenta la historia, que en la final del mundial Brasil 1950, el DT uruguayo le «pidió» a sus jugadores jugar defensivamente, pensando en evitar un derrota humillante.

Luego de la charla táctica, el capitán uruguayo, Obdulio Varela, enfrentó a sus compañeros y dijo  «Juancito (por el DT, Juan López Fontana) es un buen hombre, pero ahora se equivoca. Si jugamos para defendernos, nos sucederá lo mismo que a Suecia o España». Así dio a entender que jugando de esa manera el partido se perdería irremediablemente.

Además, poco antes de entrar al campo de juego los futbolistas uruguayos al percibir el estruendo de los aficionados brasileños en las tribunas del Maracaná, el capitán Varela animó a sus compañeros diciendo: «Muchachos, los de afuera son de palo».

Bauza nunca pensó en perder abultadamente contra Boca, pero si creo que analizó el empate como un resultado muy positivo para el objetivo final de San Lorenzo: «Pelear hasta la última fecha.»

Además no podía contar en su 11 inicial con algunas bajas; Emmanuel Mas está con la selección Argentina en su gira comercial por EE.UU., mientras que Néstor Ortigoza participó de un amistoso con su selección en Chile.


Así se pensó el partido en la previa. Justo antes que las cosas empezaran a tomar otra forma.

Ortigoza jugó casi 90 minutos el día Sábado, luego se tomó un chárter para poder llegar en la madrugada del Domingo a la concentración de San Lorenzo.

Decían que el desgaste había sido poco, pero 90 minutos, son 90 minutos de trote y tensión. Por ello, Bauza, tal como lo tenía planificado, hizo ingresar desde el inicio a Enzo Kalinski, reemplazo habitual del 20 azulgrana, aunque no de las mismas características.

Finalmente, Ortigoza hizo su ingreso en el rectángulo de aquella cancha que dice latir a los 27ST. La misma cancha que estaba colmada de almas locales, xeneizes, que buscaban y querían encontrar 5 puntos de diferencia.

Y desde ese momento, San Lorenzo empezó a tener la pelota, a imponer sus propios tiempos y formas, como en el potrero. A veces con fútbol y otras con «garra», la misma garra por la cual los charrúas son reconocidos.

El fútbol es un conjunto de estados de ánimo, y para mí, Ortigoza llenó de miedo a todas esas almas llorosas de hace semanas no querían jugar el partido sin sus figuras, que no querían que jugara ÉL, que no querían enfrentarse a la paternidad. Todos esos que empezaron a «ser de palo».

Y ese temor de las tribunas también lo vivieron los «de adentro». Se sintieron apabullados, patoteados en su propia casa y no supieron cómo reaccionar. Luego vino esa pelota maravillosa, que viene del arco propio (una bala que picó cerca) y fue lateral para los locales. Buffarini que apura en tiempo de descuento y Matos que se esconde.

Luego llegó el error y Matos sacó el remate más bello de los últimos años. Tanto como el gol del Gallego Gonzáles en Rosario, o del mismo Gallego Méndez, también en Rosario, o el penal de la Copa del mismo «gordo», o tantos otros. Sólo para lograr entrar en el podio de los más gritados por la gente de San Lorenzo de Almagro.

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