No hay duda alguna sobre la gente de San Lorenzo, somos de una raza diferente. Eso quedó sobradamente demostrado la semana pasada. Jugando de local (y casi sin visitantes) en un estadio a 1.200Km de distancia del propio y con 25.000 personas vistiendo la azulgrana y alentando a morir.
Esas personas fueron con fe a buscar una estrella, de esas estrellas que no nos sobran. Fueron a buscar la posibilidad de competir en una copa que ha sido históricamente esquiva para nosotros. Pero nada de eso ocurrió.
Pero no solamente no se obtuvo esa estrella (la cual cabía la posibilidad, por supuesto), pero tampoco se salió a la cancha, ni se jugó con la “concentración” necesaria. Ni hablar de aquella gente que viajó durante más de 48Hs para ver a este equipo. Equipo que casi ni llegó al arco rival (ni hablar de haber logrado algo de peligro).
Perder así da mucha vergüenza. Me tocó ir al Monumental y verlo a San Lorenzo fuera de la Copa Sudamericana. Pero me fui con la frente en alto, con la dignidad de saber que el plantel dio todo. En cambio, de Catamarca me fui con una sensación diferente; con vergüenza. Vergüenza de la imagen que dimos. ¿Sabrán los jugadores la cantidad de gente que había ido a la cancha por primera vez a ver al Club del cual son hinchas? ¿Qué le dimos a esa gente? La vida de San Lorenzo no es sólo un cuervomovil. Es el fútbol, es la pasión, son las ganas que se muestran dentro de una cancha. Nada de eso se vio en el estadio la noche del Miércoles.
Yo banco este proyecto técnico, también la dirigencia tiene mi mayor respeto, pero este equipo le hace falta ganar muchísimas cosas para haber tenido la actitud que tuvieron. La estrella que perdimos el Miércoles tenía el mismo peso que los 11 partidos ganados consecutivamente por Sir Pellegrini. el mismo peso que lo obtenido por Los Matadores. ESA ESTRELLA SE OBTENÍA GANANDO UN SÓLO PARTIDO.
Los jugadores nunca salieron al verde césped a defender los colores. De hecho, para ser sinceros, ahí hay otra diferencia a marcar. La actitud del “Pichi” Mercier y el “Pipi” Romagnoli son de aquellos verdaderos ídolos del club. Quizás sin mostrar futbolísitcamente nada en Catamarca, nunca se escondieron y siempre se mostraron para tener la pelota. Mientras que otros se escondían o directamente estaban mirándolo desde el vestuario.
Ya con la cabeza algo más fría y en el Nuevo Gasómetro, un dirigente me mostró un mensaje que le llegó a su celular. El mismo expresaba la vergüenza de un jugador por haber perdido la final de la Copa Argentina. También durante el partido no pude entender que el “Pipi” haya pedido perdón (por la fallida final) cuando le tocó salir suplantado contra AllBoys y Buffarini haya salido “saludando” a las tribunas.
Jugadores como estos son los que van a hacer más grande a San Lorenzo, son los diferentes que nuestra historia se merece y necesita. Jugadores que tienen miedo o se esconden en las difíciles NO son para San Lorenzo.
Ya queda como una anécdota para engrandecer sus presentes, pero debemos recordar el sacrificio que le costó al “Pichi” volver al ritmo futbolístico de alta competencia (después de su paso por Dubai). De hecho es el único futbolísta que se le realizó un contrato por productividad. Por el lado del “Pipi”, es menester recordar que estuvo fuera de las canchas durante más de 6 meses. Allí se produjo la vuelta al fútbol luego de la lesión que lo dejó fuera de las canchas (aquella tarde en el estadio mundialista de Córdoba) haciéndole una gambeta majestuosa al fantasma del retiro.