El azulgranómetro portátil: expertos en tener razón (y poco más)

Siempre supieron todo, siempre advirtieron todo, siempre negociaron todo. Menos gobernar. Pero eso sí: el San Lorenzo de sus sueños está en su discurso, no en su gestión.

En el mundo azulgrana, hay una casta especial: los dueños del azulgranómetro. Ellos saben, ellos juzgan, ellos pontifican. Mientras los demás nos debatimos entre goles y balances, ellos ya tienen el veredicto preparado, infalible como su autoestima.

Son los que hablaron con todos, negociaron con todos, advirtieron a todos… pero nunca gestionaron nada. Porque claro, poner la cara y agarrar la manija es demasiado mundano para quienes prefieren la comodidad de la rosca eterna y el café conspirativo.

Hablan de identidad, de pertenencia, de valores, pero cuando hubo que poner el cuerpo —cuando había que ensuciarse las manos para sacar al club adelante— eligieron la tribuna moral. Desde ahí, critican a los que intentaron, acertaron o se equivocaron, como si vivir en la inacción los convirtiera en sabios.

El San Lorenzo real, el que se juega en la cancha y en la administración, les queda incómodamente tangible. Ellos prefieren el San Lorenzo ideal de sus discursos. Uno donde siempre tienen razón, siempre son mejores, pero casualmente nunca se hacen cargo.

Porque claro, no vaya a ser cosa que el azulgranómetro marque que son iguales —o peores— que aquellos a quienes señalan.

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