Muchos decían que la final de la Libertadores resultaba el partido más importante en la historia de San Lorenzo de Almagro. Lamento discrepar con aquellos que mantenían ese pensamiento, pero no por ello voy a dejar pasar la oportunidad de explicar mi punto de vista.
San Lorenzo ha ganado muchos títulos a lo largo de su vida institucional; campeonatos amateurs, campeonatos y copas domésticas, giras europeas, campeonatos internacionales, etc. Y siempre que existamos podremos tener la posibilidad de seguir participando, disputando las chances de ganar alguna competencia.
Para mi el partido más importante de la historia, fue la última fecha de aquel no-apto-para-cardíacos-campeonato en el cual casi nos fuimos al descenso. Y no lo digo sólo por perder la categoría en el ámbito futbolístico, sino que lo digo por aquel presente institucional.
Con un presidente casi saliente, que se desmayaba en los vestuarios, con un plantel de pocas luces y apenas una columna vertebral, y una dirigencia que boicoteaba cualquier esperanza que había en el horizonte era muy difícil pensar un futuro como institución. Las deudas nos ahogaban y los problemas por sueldos crecían día a día. Todo ello resultaba en un San Lorenzo caótico en lo futbolístico e inmóvil en lo institucional-social. Un San Lorenzo que se iba disolviendo de a poco.
Quizás algunos me digan que ya habíamos descendido en los ´80 y que supimos volver revolucionando el fútbol de ascenso. Donde también teníamos problemas dirigenciales y que todo eso era una historia repetida.
Yo les digo, que después de ese pasado-presente que me tocó vivir a mi, a tan sólo dos años después, sólo puedo pensar que lo mejor siempre está por venir.