Después de una semana larga sin fútbol, sin considerar que el último partido fue en un día laboral a mucho kilómetros de casa, las cosas no se ven calmas en San Lorenzo.
Las presiones de los resultados, los rumores de cambio de DT, las desafortunadas apariciones en la prensa de ciertos jugadores hacen que este momento del club todo dependa de todo y todo penda de un hilo.
Lo que dejó el último partido no vale ni para más de tres oraciones seguidas. Gigliotti con la cabeza en otro lado ya hace un par de partidos. Esperando que el Pipi se asocie con Ortigoza, Kalinski y Bazán, y que la defensa entre a la cancha. Y con la confianza en un arquero, con poco juego (que vino de participar en un campeonato de otra división) pero fue figura en su última actuación.
Los próximos tres partidos (sólo para ganar confianza) son importantísimos. Pero después hay que mantenerse. No sirve de nada ganar en La Plata y empatar en la Boca y para después perder de local con Belgrano.
Hay que jugar con la cabeza fría y el corazón bien caliente. Sin apurarse, pero corriendo cada pelota. Con la garra de siempre, como nunca Ciclón. QUE ASÍ SEA.