Los Carasucias del 64, los Matadores del 68, los Camboyanos de fines de los 80 tienen algo en común. Ninguno de ellos se miraron tanto sus propios ombligos como para ponerse a pensar cómo los llamarían los hinchas y la prensa. Se dedicaron a jugar, ganar, salir campeones, sobreponiéndose en las difíciles y poniendo huevos.
Los gladiadores que se recuerdan son los victoriosos, no los que apenas “salvan las ropas”. El gladiador que es herido por un “león” y debe salir de la arena sin victoria, es un gladiador avergonzado. Y ahí se ve la soberbia de toda la cultura del jugador de fútbol actual. Donde, la frase “Todo tiempo pasado fue mejor” vuelve a cobrar validez. Los jugadores de hoy en día son diferentes, entrenan de 2 a 4 horas por día, con 2 días de descanso. Y ni hablar de trabajar un doble-turno en la semana porque se está ante una sublevación inminente.
Estos son los jugadores que dejaron de sentir los colores de la camiseta. Ni siquiera piensan en el aliento de la gente. Hoy todo es dinero, minas y BlackBerry Messenger. Jugadores sin siquiera amor propio, sin ganas de superación. Que se enojan cuando alguien de la tribuna los puede llegar a “insultar”, pero no se fijan que ni están transpirando la camiseta, o con la displicencia que juegan.
Jugadores egoístas, que se olvidan quién los puso en el mapa. Que se enfrascan en antiguos clásicos barriales. En sus propios clásicos, que por ese vil dinero no quieren seguir jugando en sus equipos, y prefieren la vidriera de los grandes. Eso pasó en su momento con Stracqualursi contra Unión, o el mismísimo crack (¿?) Alan Ruiz en La Plata, que luego de un mediocrísimo partido se fue al banco de los suplentes insultándose con la platea pincharata haciéndose la franja de la camiseta de su ex-club (GELP).
Miguliore: El arquero tuvo una atajada (de esas que salvan partidos) por tiempo;
Prósperi: De partido tranquilo,
Alvarado: Parecía que (no) marcaba a Balotelli, pero en realidad que siempre perdió con el morocho Zapata (que hizo el gol y todo lo que quiso en el área de San Lorenzo),
Cetto: De correcto partido con algunas buenas y otras no tanto y
Gentiletti: No termina (ni empieza) a acostumbrarse al puesto en el que está jugando, aunque hizo el gol fue muy impreciso.
Buffarini: Sigue sin encontrarle “la vuelta” al partido, de bajo nivel (con “algo” de juego y nada de marca),
Mercier: Buena actuación, pero no tan fino que los anteriores dos partidos,
Piatti: Se está amigando, de a poco, con la pelota, y fue la figura del partido,
Ruiz: Jugó su clásico y lo perdió. Displicente y nada efectivo,
Bordagaray: Con un tiro libre exquisito y no mucho más.
Stracqualursi: Casi ni tocó la pelota.
Lo malo: San Lorenzo jugó 10 minutos bien al fútbol por tiempo.
Lo bueno: Con eso alcanzó para seguir sin perder.
Lo malo: Seguimos sumando de a 1 y los rivales empiezan a acortar distancias. Cada vez el equipo está más presionado por ganar, la fecha que viene nos toca River en el Nuevo Gasómetro.
San Lorenzo está 16vo en la tabla de los promedios y no podrá caer ninguna posición en la próxima fecha. En cambio, puede llegar a terminar 14to. A TENERLO EN CUENTA, CICLÓN!