Terzano más sus tres vocales en Comisión Directiva y sus 18 en Asamblea, lo convierten en un dirigente que maneja más poder del que parece. Entre la amenaza de acefalía y la llave de la negociación, nadie respira tranquilo en Boedo
En Comisión Directiva, el bloque Andrés Terzano suma cuatro manos: tres aliados firmes más él mismo. Un número que no parece deslumbrante, pero que alcanza para poner a San Lorenzo al borde de la acefalía cuando el resto del oficialismo se desangra en internas y ausencias. La aritmética política en Boedo es cruel: a veces con cuatro se hace más ruido que con diez.
La Asamblea tampoco escapa a esa lógica. Terzano tiene 18 de 90, lo justo y necesario para plantarse en cualquier mesa de negociación. Y como en este club nadie regala nada, esa minoría bien organizada se transforma en una carta de poder.
A todo esto se suma el Morettismo (que no quiere que vuelva Moretti), que ya tendría 30-y-pico de manos propias aseguradas. Un bloque que, junto al “terzanismo”, arma un frente capaz de condicionar cualquier decisión o gobierno de transición. En definitiva, el tablero azulgrana se juega entre quienes gritan mayorías que no ejercen y minorías que entienden cómo mover las piezas.
Lo que en otro club sería poco, en San Lorenzo es demasiado: cuatro en CD y dieciocho en Asamblea bastan para que Terzano sea más importante de lo que muchos quisieran admitir.