Ya no dan ganas de ir más a la cancha: Entre las internas de las barras (entre los diferentes equipos y en el mismo corazón de las mismas), los imposibles operativos para permitir el ingreso y egreso a los estadios y los (malos) tratos de las policías de las diferentes jurisdicciones, hace cada vez más difícil que uno siga queriendo concurrir a los diferentes “espectáculos” futbolísticos que nuestros equipos nos brindan semana a semana.
Todos vivimos los destratos de ir a las canchas de Santa Fe, Mendoza, Córdoba (para mencionar las más comunes) y todos saben con la “pica” que nos reciben. Sin mencionar que en cada jurisdicción (incluyendo Capital Federal y Provincia de Buenos Aires) hay normas diferentes.
Alguna vez seguramente hemos pensado que los operativos los arman personas que nunca fueron a la cancha. También vemos cada Domingo (o día extraño que nos hagan jugar) que los operativos están hechos a la medida de las barras. No para controlarlas y hacer que respeten la ley, sino para acompañarlas y hacer que lleguen al estadio (y luego a su punto inicial de reunión) lo más rápido posible, mientras que el “hincha de a pié” es el que sufre las demoras, cacheos, controles y encapsulamientos. Las barras son el brazo de la acción de sindicatos y fuerzas políticas, y mientras lo sigan siendo estamos condenados a la corrupción y encubrimiento constante.
La solución que la Asociación del Fútbol Argentino propuso fue un empadronamiento de hinchas que concurren a los estados. Y para ello hay que hacer un trámite para obtener AFAPlus. Primero hay que ir a pedir turno y luego volver para hacer el trámite. Sin contar que San Lorenzo lo tendrá habilitado sólo 3 semanas hasta que haya que abonar por la obtención del mismo. Haga Ud. mismo la cuenta, 200 personas por día (ya que sólo se realiza por la tarde) por 15 días… y la pregunta es la siguiente: ¿Dónde se empadronan todo el resto de los cuervos que quedan afuera? ¿Para qué obligarlos a abonar? Y de qué sirve el nuevo sistema (cuya metodología y eficacia me reservo de opinar hasta su puesta en marcha, si realmente ocurre) para evitar la violencia.
Los incidentes de los cuales fuimos televisivamente testigos este fin de semana son un reflejo de la sociedad enferma en la que vivimos. Desde un grupo de locos violentos que se suben a un techo poniendo en riesgo su vida y la del resto, hasta un policía que no tuvo mejor idea que la de pegar un balazo de goma en el pecho a una persona, matándolo sin causa ni motivo alguno.
Las mismas crónicas del fin de semana mostraban a hinchas de Racing demorados por ir disfrazados de fantasma a la cancha, mientras que ningunos de los violentos (que eran fácilmente identificables) de la parcialidad de Independiente fue siquiera puesto a disposición de la justicia.
Por eso, ahora la nueva (vieja) idea-solución es hacer que en Provincia de Buenos Aires se juegue sin público visitante, ya que la policía, organismos de seguridad y la AFA no pueden garantizar nuestra seguridad.
Por otra parte, no quiero dejar de mencionar que un cuervo perdió la vida este Lunes (por propia negligencia) antes de llegar al estadio Pedro Bidegain.
Y para hablar brevemente de fútbol (el cual el título de la nota también vale para este párrafo) hay muchos análisis por hacer. El partido se jugó como si fuera la vuelta de una llave eliminatoria de alguna copa, donde el visitante tenía que defender el resultado obtenido en el partido de ida. El planteo de Caruso fue inteligente (y obvio a la vez): Plantó dos líneas de 4 jugadores que no paraban de correr y morder los talones a los jugadores azulgranas.
Del otro lado se vio a un equipo que jugaba desmotivado, siempre para atrás y sin convicción de ataque. Reflejo de ello es que el jugador con más minutos con el balón fue Gentiletti. Se vieron muchas imprecisiones de Prosperi y Mercier, tanto en el quite como en la entrega del balón a un compañero. De hecho, el cambio en el entretiempo que hizo que Prosperi saliera del equipo, se dice, que fue pedido por sus propios compañeros, motivado por su falta de compromiso que estaba mostrando con el partido.
En la cancha se mostró poca intención de ataque, y poca idea desde el banco de suplentes. La gente quería ganar el match a como diese lugar, lamentablemente los jugadores decidieron que estaba bien con un empate.
Cabe destacar que Matías Ibáñez no se dejó meter el gol, sino que es MALO TÉCNICAMENTE.
Habrá que ver qué deciden para el próximo partido. Y para la última fecha también, que digan cómo van a salir, así por lo menos, podemos decidir si queremos pasar más tiempo en nuestras casas con nuestras familias o seguir viendo partidos “arreglados”.