Todos los cuervos tenemos ilusiones y obsesiones. Siempre hay que trabajar para esos objetivos y esperar los resultados, por eso, el parate por el mundial sólo me hizo poner la cabeza en un lugar: SAN LORENZO.
Para mi jugar en Brasil significó dejar afuera a Gremio y Cruzeiro.
Para mi el tema del mundial tenía una sola letra: «Vengo del barrio de Boedo, barrio de murga y carnaval…»
Se habló de 100.000 argentinos en Rio de Janeiro. Nosotros metimos más para volver a Boedo.
Yo ya viví una final en el Maracaná. En la Copa Mercosur en Diciembre de 2001. Sólo eramos un puñado aquella tarde noche de calor excesivo en Rio de Janeiro. Ni me hablen de ir de punto contra un rival, recordemos que San Lorenzo jugó esa final contra un equipo al cual no le pudo ganar en toda la copa (disputando 4 partidos). La vuelta de ese partido se “estiró” porque Argentina estaba que explotaba. Más de un mes después, lo que explotaba era el Nuevo Gasómetro, disfrutando de la primera copa internacional obtenida.
El Mundial fue todo muy lindo, pero yo quiero que juegue el Ciclón. En sólo unos días estaremos pensando en copar el Bidegain. En algunos más en el acceso a la gloria. Mis sueños no son dorados, son plateados.