Un equipo Soso

En una noche oscura, ni las mejores estrellas pudieron brillar

Lo que parecía ser un debut soñado terminó por convertirse en una noche estrellada. Y es que San Lorenzo no logró encontrarle la vuelta a un Talleres que tuvo a Diego Vayoles como a uno de sus grandes figuras. // Por Julieta Natalutti.

San Lorenzo nunca pudo demostrar una idea de juego clara en los 6 partidos previos que pudo disputar. Un equipo partido y un partido sin un equipo, esa es la manera de describir los 90 minutos demostrados por Mariano Soso.

La incertidumbre acompañó a los 11 jugadores desde el primer minuto del encuentro. Un equipo sin rumbo, en donde ni las mejores individualidades pudieron sobresalir, siendo ese el mayor problema. El conjunto azulgrana había ganado sus partidos en base a jugadas aisladas de dos o tres jugadores que marcaron la diferencia, pero nunca pudo demostrar una regularidad, por el contrario, la inconsistencia fue su mejor adjetivo.

Cuando los hermanos Romero, Juan Ramírez o Ignacio Piatti se encontraban en su mejor nivel, San Lorenzo logró ganar los partidos dejando un sabor agridulce: agrio por el juego feo que se veía y dulce por los tres puntos conseguidos. Pero cuando éstos no logran sobresalir, el equipo termina por convertirse en uno soso.

El mediocampo fue uno de los puntos bajos desde el inicio: la asociación entre Rodríguez y Menossi sigue sin funcionar provocando una grave falencia en la zona central que termina convirtiéndose imposible de suplir. ¿La solución sería tal vez utilizar a Ramírez suelto por el medio, en la posición en la que más cómodo se encontró? Podría ser, pero la realidad es que la mitad de cancha sigue sin tener dueño, provocando la mayor parte de los errores azulgranas.

No obstante, en todos los partidos que disputó el Ciclón, siempre hubo una falencia que se repitió: la pelota parada defensiva. Los errores que demostró el equipo fueron determinantes a la hora de jugar los partidos, siendo hoy el claro ejemplo: un centro por la izquierda que terminó cayendo en los pies de Valoyes, quien se encontraba libre de marca. Lo mismo sucedió en Mar del Plata: pelota parada por la izquierda y cabezazo de Contreras. La fórmula perfecta para los goles que recibió San Lorenzo.

Por último, otro grave error que viene repitiendo el técnico azulgrana es la de no dejar en la cancha a jugadores jóvenes que venían demostrando un alto nivel de juego, siendo determinantes a la hora de ganar partidos, y en su lugar poner jugadores que, desde lo que llevan en el club, nada han demostrado. A consecuencia de esto, los cambios tardíos que realiza en el segundo tiempo, a la espera de que en 10 minutos esos juveniles puedan revertir una historia que ya se encontraba sentenciada.

San Lorenzo fue la definición exacta de la crónica de una muerte anunciada. Sin una idea de juego clara, con errores defensivos que provocaron los dos goles del encuentro (el Tucu Salazar en contra) y jugadores que no demuestran justificación alguna para su titularidad, San Lorenzo finalizó la primera fecha del grupo B de la Zona de Campeones con una derrota por 2-0.

Que Mariano Soso tiene jugadores capaces de revertir la situación es correcto, pero ¿Posee el tiempo suficiente para reivindicarse y salir victorioso de este grupo? ¿Que pasaría hoy si el campeonato tuviera público en las tribunas? Que la pandemia no tape el bosque.

 

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