Victoria preocupante

 

San Lorenzo disputó los 32° de final de la Copa Argentina contra el equipo del Federal A, Independiente de Chivilcoy. Por suerte, el resultado fue 1-0 a favor del Ciclón, pero las tres categorías de diferencia entre ambos equipos nunca se reflejaron en el campo de juego.

Cuando todos esperábamos presenciar algo diferente, algo nuevo que nos devolviera la ilusión, nos encontramos con más de lo mismo, aunque con un esquema de juego distinto. A pesar de jugar con una defensa de cuatro, el equipo no logró tomar la iniciativa, jugar con ímpetu ni mostrarse como protagonista, lo cual es preocupante frente a un rival de menor jerarquía. San Lorenzo apenas tuvo una oportunidad de gol en los 98 minutos de juego, la cual afortunadamente convirtió, mientras que Independiente de Chivilcoy, contrario a lo expresado por Insúa, generó dos ocasiones claras de gol que fueron neutralizadas por Altamirano. Si este deporte era boxeo, el resultado ganador lo merecía el rival.

Esto nos lleva a cuestionarnos si los jugadores ya no responden al técnico, o si el técnico no puede llegarle al equipo, o si Insúa tiene una predisposición a lo defensivo que prevalece independientemente de la formación utilizada. Es ilógico cómo el equipo ha mostrado un bajo rendimiento durante un año, independientemente de la táctica empleada. Además, persisten situaciones inexplicables, como la no convocatoria de Remedi y Cuello por tercer partido consecutivo, así como los cambios desconcertantes realizados durante el encuentro. Los que juegan bien salen y los que juegan mal se quedan, así parece que se realizan los cambios.

El partido fue una verdadera tortura, difícil de observar y entender. Es desconcertante ver cómo la mayoría de los jugadores de San Lorenzo que destacaron en 2023 muestran un bajo nivel en 2024. La actuación de anoche fue lamentable, a excepción de unos pocos jugadores (Braida y Luján). El entrenador tiene mucho trabajo por delante y los futbolistas deben recuperar el nivel que exhibían hace seis meses.

A pesar de avanzar de ronda, la sensación de insatisfacción persiste. Es comprensible y lógico que los hinchas estemos exigiendo más y mejores resultados, dados lo que sucedió en los últimos meses. Anoche había que ganar y se consiguió, eso es muy bueno para el equipo y para nosotros. ¿Pero a qué costo se consiguió?

Este domingo, el equipo está obligado a ganar. Ni siquiera el empate será suficiente. Deben mostrar una cara diferente ante un equipo que lleva cuatro partidos sin victoria y que atraviesa un bajo rendimiento. No hay excusas, queremos ver algo diferente.

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